TRUE DETECTIVE (PRIMERA TEMPORADA)



Indescriptible el desbordamiento con la primera temporada de True detective. Ayer vi el final y casi muero de belleza. Me resulta complicadísimo contaros por qué me ha desbordado sin haceros un spoiler, pero bueno, voy a procurar dar mínimas pinceladas de lo que me ha enamorado de esta serie intentando no desvelar ningún punto clave del argumento. 

Lo primero, los personajes, especialmente los dos protagonistas. Creo que nunca había visto una serie donde los personajes fueran tan consistentes y convincentes. Y, sobre todo, donde transmitieran tanto siendo unos policías que investigan un caso. Ya está tan visto y tan manido el dúo de compañeros policías norteamericanos que no me esperaba gran cosa, la verdad. Quizá de ahí mi sorpresa; las bajas expectativas suelen ser una de las claves de la felicidad. 

Lo que más me impresionó de los personajes es que son más interesantes que la trama misma. De hecho, creo que este es uno de los grandes aciertos de la serie: que los protagonistas sean el contenido principal de cada capítulo. Sus personalidades son casi antagónicas: uno es el típico padre de familia cuyos principios morales parecen sólidos e inquebrantables y el otro, aparentemente mucho más complejo, representa a una persona para la que la vida ha perdido por completo su sentido y cuya única obsesión es el trabajo. Lo grandioso es que acaban cuadrando e incluso intercambiando sus personalidades por las circunstancias y el paso del tiempo. Ups, creo que ya estoy diciendo demasiado, mejor me callo, porque, de verdad, decir más cosas es joder la serie. Solo señalar que los actores hacen un trabajo impresionante; nunca me hubiera imaginado que Matthew McConaughey tuviera tanto talento. 

Lo segundo, la estructura de la trama. No es la típica estructura lineal, cosa que se agradece, pues le da mucho más dramatismo a la serie y te hace plantearte cuestiones que consiguen engancharte hasta el final. 

Por último, dos detalles técnicos especialmente cuidados: la fotografía y la caracterización de los personajes. El enclave donde se desarrolla la serie está muy bien seleccionado, pero podría no transmitir nada si no fuera por lo extraordinariamente bien escogidos que están los planos, los paisajes, los encuadres… Y los efectos de luz también son impecables. Pero, lo que me resultó fascinante fue la caracterización de los personajes, es decir, todo lo que tiene que ver con el maquillaje y con los efectos especiales. De verdad os digo que nunca había visto tanta calidad a la hora de representar a un personaje en distintos periodos de su vida. Es absolutamente creíble y me atrevo a decir que han conseguido la perfección. 

Pero lo mejor de lo mejor de lo mejor de lo mejor es la última conversación de los dos protagonistas en el último capítulo. Absolutamente desbordante, y no sólo a nivel emocional, sino también a nivel cognitivo; me hizo pensar mucho y plantearme ciertos interrogantes que seguro os surgirán también a vosotros porque son de índole universal. Lo dicho: no dejéis de verla.

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