MONTAIGNE Y LA MORALIDAD DEL SUICIDIO


El comentario que entagled publicó el otro día en la entrada que lleva por título "El suicidio", me motivó a escribir sobre si el suicidio es o no lícito en el ámbito moral. Es decir, ¿es moralmente reprobable o, por el contrario, no tiene por qué ser considerado como malo? Esta pregunta se la han planteado a lo largo de los años muchos filósofos y pensadores y hay razonamientos de todo tipo. 

Entre los filósofos con los que más me identifico y que para mi gusto han conseguido argumentar mejor esta cuestión, destacaría sin duda a Montaigne, ya que demuestra una lucidez impresionante en relación a este tema. Para entender bien su postura hay que conocer, aunque sea someramente, su concepción sobre cómo afrontar la muerte. Incluyo a continuación un texto estupendo donde esta se puede ver con claridad: 

La premeditación de la muerte es premeditación de la libertad. El que aprende a morir, aprende a no servir. El saber morir nos libera de toda atadura y coacción. No existe mal alguno en la vida para aquél que ha comprendido que no es un mal la pérdida de la vida”. (Ensayos, I, XX, 130).

La frase es desbordante al máximo: “El que aprende a morir, aprende a no servir”. Montaigne viene a decir que lo problemático de la muerte es que esta nos da miedo y nos provoca una angustia profunda. Y si nos libramos de ese miedo, la muerte ya no nos condicionará y podremos vivir nuestra vida de una forma más plena. 

Pues bien, en coherencia con esta concepción, Montaigne sostiene un argumento muy consistente para defender la legitimidad del suicidio. Atención a la belleza del mismo. 

Había visto que la mayoría de las opiniones de los antiguos convenían en esto: que es hora de morir cuando vivir reporta mayor mal que bien; y que es ir contra las propias leyes de la naturaleza el conservar la vida para tormento e insatisfacción nuestras, como dicen estas antiguas reglas: “O una vida tranquila, o una muerte feliz. Es bueno morir cuando la vida es molesta. Vale más no vivir que vivir desgraciado” (Ensayos, I, XXXIII, 281).

La verdad que este argumento entraña me parece de una solidez casi incuestionable, aunque también reconozco que puede desatar cierta controversia el hecho de pensar que no merece la pena seguir viviendo si la vida te causa más mal que bien. Porque, ¿durante cuánto tiempo el mal debe superar al bien como para estimar que ya no merece la pena vivir? ¿Cómo saber si se trata de un periodo transitorio o de si realmente va a ser permanente? 

De hecho, Montaigne no sostiene que por sufrir debas acabar con tu vida a toda costa. ¡En absoluto! Y da una razón muy convincente para justificarlo. Os incluyo otro breve fragmento de sus Ensayos donde lo deja cristalino: 

A veces, aunque las circunstancias nos empujen a lo contrario, hemos de recuperar la vida, incluso con sufrimiento; hemos de detener el alma entre los dientes, puesto que la posibilidad de vivir para las gentes de bien no depende de lo que les plazca, sino de lo que deban. Aquel que no estima a su mujer o a un amigo tanto como para prolongar su vida por ellos, es demasiado débil y blando: ha de ordenárselo el alma cuando lo requiera el bien de los nuestros; hemos de entregarnos a veces a nuestros amigos y aunque por nosotros queramos morir, interrumpir por ellos nuestros designios. Es prueba de gran valor el volver a la vida en consideración a otro, como hicieron varios excelsos personajes; y es un rasgo de singular bondad conservar la vejez, si se siente que ese esfuerzo es dulce, agradable y provechoso para alguien muy querido”. (Ensayos, II, XXXV, 510).

Lo que nos viene a decir Montaigne es que hay motivos por encima del sufrimiento por los que merece la pena elegir vivir en vez de lo contrario. Es el caso de mantenerse vivo por los otros, para no dañarles. Esta razón siempre me ha parecido muy polémica. ¿Vivir para que al otro no le dañe nuestra muerte es motivo suficiente? ¿Tiene sentido vivir por alguien ajeno a ti mismo? ¿No adquiere la vida sentido sólo si la vivimos desde nosotros? El tema es muy complejo y delicado, desde luego, y no es fácil posicionarse cuando las personas estamos llenas de matices, al igual que las circunstancias.

En fin, espero que os hayan resultado interesantes los textos de Montaigne. Para mí será un auténtico placer conocer vuestras perspectivas sobre la moralidad del suicidio. 

Para terminar, ahí va esta perla: "Si habéis aprovechado la vida estáis saciados, idos satisfechos. Si no habéis sabido hacer uso de ella, si os era inútil, ¿qué se os va en haberla perdido? ¿Para qué la queréis todavía? No es la vida de por sí ni buena ni mala: el bien y el mal dependen del sitio que les hagáis" (I, XX,137).

Comentarios

  1. DP, extraordinarios y lúcidos los textos de Montaigne que nos traes.

    Respecto a la licitud del suicidio, ¿quién decide qué es o no lícito? Como muy bien dices, se trata de un asunto controvertido. Las personas con creencias religiosas no tienen mucho que pensar: lo lícito será lo que diga su Libro o su dios particular. ¿Y los ateos y escépticos? ¿Cómo establecen su moral? Es muy sencillo: Si la vida ha dejado de tener sentido para mí, y si mi desaparición no va a producir daños colaterales a los que me rodean, tengo todo el derecho del mundo a decidir sobre mi destino. Los romanos (una noble civilización, a pesar de lo que nos ha contado Hollywood), hablaban de mors tempestiva, muerte oportuna, en el momento adecuado, elegido libremente. Tán distinto a ese sobrevivir a toda costa que impregna nuestra cultura, de ese intento vano por huír despavoridos ante la muerte que, al final, ha de acabar por alcanzarnos. Cuánto más noble detenernos y plantarle cara: Oh Muerte, ¿dónde está tu victoria?.

    Gracias por su singular post, por hacernos pensar — fenómeno no muy común en el mundo de los blogs.

    Saludos.

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    1. ¡Hola entangled! Tu pregunta sobre quién decide qué es lícito o no, me parece de lo más pertinente, al igual que tu observación acerca de las personas con fe. El argumento clásico que normalmente esgrimen para defender la ilicitud del suicidio es que nuestra vida no nos pertenece, pues Dios es el dueño de la misma (cosa que no sé cómo se puede combinar con coherencia con el libre albedrío, pero bueno). Afortunadamente, Montaigne va mucho más allá y nos ofrece razonamientos muy cercanos a los que nombras de los romanos; de hecho, Montaigne claramente se inspira en el mundo clásico a la hora de reflexionar. ¡Muchas gracias por tu visita y por tu enriquecedor comentario, entangled!

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  2. Interesantes esos textos de Montaigne. Me quedo con la frase "es hora de morir cuando vivir reporta más mal que bien". Nunca he pensado que el suicidio sea moral o inmoral. Es una putada para quienes te rodean, si eres joven y te estiman y una imprudencia, muy dolorosa y brutal, si ese deseo fue fruto de un momento circunstancial y nunca se sabe, si estás en la juventud o en la madurez temprana, qué te va a deparar el futuro; sin embargo, lo veo como una necesidad propia (aunque ya hablaríamos de eutanasia, si bien la desligo de la enfermedad terminal), en mi caso particular y aplicado a mí -puntualizo, que no pido que nadie se ande suicidando- si soy anciana e impedida o sin calidad de vida, con independencia de quienes me quieran. Ellos me llorarían una semana; yo, en cambio, me lloraría el resto de mi vida, que puede ser eterno, si no le tengo afecto al vivir.
    Un abrazo, D.P.

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    1. ¡Hola Ángeles! Muy sugerente tu visión sobre el suicidio/eutanasia aplicado a tu caso particular. Coincido contigo 100%, ya que, ¿qué sentido tiene una vida que ya no se puede disfrutar y que supone incluso una carga para el prójimo? Ángeles, tu frase final es memorable. Se me han puesto los pelos de punta con lo de "me lloraría el resto de mi vida, que puede ser eterno, si no le tengo afecto al vivir". ¡Ole, ole!

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  3. Introduces D.P. una interesante reflexión sobre la moralidad o inmoralidad, como los compañeros yo no creo que sea cuestión de eso, igual que en otros casos he escuchado hablar de cobardía o valentía, ni una cosa ni la otra. El que decide quitarse la vida, sufre, y sufre tanto que no ve otra salida, tanto que como dice Montaigne vale más no vivir que vivir desgraciado y deja de sufrir aunque entonces son otros los que sufren, familiares y personas que los estiman que no entienden y se culpan por no haber sido capaces de ayudar.

    Detrás de un suicido hay mucho dolor y no me parece que nadie esté en condiciones de juzgar si es inmoral o no, hay dolor, desesperación, sufrimiento, tanto que la vida no tiene sentido y ni siquiera, a veces, por los que quieren pueden seguir viviendo. Es un tema muy complejo, sufrimiento y desesperanza una combinación terrible.

    Un abrazo

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    1. ¡Hola Conxita! Desde luego, estoy de acuerdo en que el sufrimiento y la desesperanza es una combinación horrible, y que juzgar el suicidio como moral o inmoral es pretencioso e inadecuado. Supongo que esta discusión es una herencia del judeo-cristianismo y de su intento por imponer un criterio moral único. ¡Un fuerte abrazo!

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  4. Este texto me ha hecho plantearme la posibilidad de apoyar el suicidio de otra persona. No digo sin dolor o alegremente, pues nadie se suicida así tampoco; sino comprendiendo los motivos profundos del suicida. Parece que las personas que rodean a un suicida siempre están en contra de su suicidio, y eso me hace pensar en la soledad del suicida, en un motivo más para abandonar la vida: la incomprensión ajena.

    Igual que somos muchos quienes apoyaríamos la eutanasia de un ser querido, ¿acaso no deberíamos apoyar un suicidio consciente y meditado? Dice Montaigne que seguir viviendo por un ser querido es un acto de amor, ¿y acompañar a un ser querido en su muerte elegida no lo es? ¿Por qué es más egoísta querer morir que querer que otro siga viviendo cuando su vida es el peor de los infiernos?

    Entiendo que, si la eutanasia nos parece bien a muchos, es porque parte de una situación irreversible, como es una enfermedad terminal o una vejez dependiente. Sin embargo, me pregunto si no hay otras circunstancias en la vida igual de irrecuperables que la convierten en una pesadilla sin solución. Seguramente, para los suicidas es así.

    Que conste que todo esto lo pienso a pesar de ser una persona optimista que no desea morir por más situaciones difíciles que haya vivido. Pero sí he conocido personas con tendencias suicidas que me han llevado a plantearme todo esto (como acompañante de un suicida, no como suicida en primera persona).

    En fin, es un tema muy interesante sobre el que siempre merece la pena pensar. Gracias por explorarlo, D. P., los textos de Montaigne son grandiosos.

    R.

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    1. ¡Hola R.! Muchas gracias a ti por escribir este comentario lleno de inteligencia y riqueza. Es grandiosa tu reflexión; efectivamente, tal y como lo has planteado, tiene todo el sentido del mundo el querer apoyar el suicidio de otra persona como acto de amor y comprensión profunda. Es justo lo que dices: ¿por qué está bien no suicidarse por amor a otros en vez de que sean esos otros los que demuestren su amor apoyando a quien, libre y conscientemente, no quiere seguir viviendo? ¡Un fuerte abrazo!

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  5. Qué lucidez la de Montaigne. "La frase de quien aprende a morir aprende a no servir" es contundente, desde luego. No sé por qué me ha venido a la cabeza que "nuestras" religiones prohiben el suicidio. Quizá porque si quitas el miedo de la vida, la religión no te puede controlar con tanta facilidad. Buen post. De los que hacen pensar.

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    1. ¡Hola Juli! Sí, a mí también me parece que Montaigne tiene una lucidez extraordinaria. Y estoy completamente de acuerdo en que a la mala religión le interesa mucho que el ser humano tenga miedo a la vida y a la muerte; es una gran razón (aunque muy inauténtica, para mi gusto) para seguir creyendo. ¡Un fuerte abrazo!

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  6. Superinteresante tu post y los razonamientos de Montaigne. En concreto me ha llamado la atención que diga que "aquel que no estima a su mujer o a un amigo tanto como para prolongar su vida por ellos, es demasiado débil" Esto es casi, lo que tú vienes a decir, vivir "para y por los demás", y ése puede ser uno de los objetivos que la vida tiene para algunas personas (misioneros, monjitas, personas extremadamente altruístas que se vuelcan en las ONGs...), pero no todo el mundo goza del mismo estoicismo ni éste le es exigible a todos, por tanto no creo que sea posible generalizar.
    Gracias por hacernos reflexionar, D.P.
    ¡Un beso!

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    1. ¡Hola Chelo! Efectivamente, yo tampoco creo que se pueda generalizar. Me ha gustado mucho la reflexión que introduce R. en su comentario sobre que a lo mejor tiene también sentido que los seres queridos de la persona que no desea vivir, le apoyen y comprendan en su decisión, en vez de que sea el suicida el que tenga que seguir viviendo por ellos. ¡Muchos besos!

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  7. Efectivamente, este es un asunto muy, muy complejo. No recuerdo su autor/ra, pero en algún libro leí: "El suicidio es la prueba de que hay cosas peores que la muerte". Emil Cioran escribió y profundizó mucho acerca del suicidio, él mismo decía que, paradójicamente, la posibilidad de privarse a sí mismo de la vida le ayudó a vivir. Una trágica soberanía, pero soberanía al fin.

    Empero, os deseo, a todos y a todas, una larga y plena vida.

    Abrazos

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    1. ¡Hola Loam! Qué frase tan sugerente y certera. La vida no es siempre fácil de soportar, desde luego, y no creo que tenga un valor absoluto. Me parece que está por encima nuestra capacidad para elegir, de forma consciente, si permanecer en ella o no. Interesantísima la reflexión de Cioran. ¡Un fuerte abrazo!

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  8. Muy interesantes todas las ideas que han surgido, tanto en tu post como en los comentarios. Ahora también está el debate de los suicidios en directo a través de Facebook Life y similar. También otra serie, que ha generado polémica, 13 reasons, sobre el suicidio de una adolescente. Un placer leerte!

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    1. ¡Hola Paola! Tengo ganas de ver esa serie para ver cómo plantean el tema. ¿Tú la has visto? ¿Es recomendable? Para mí también es un auténtico placer leerte. ¡Muchos besos!

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  9. ¿Y qué hay del suicidio colectivo?, si es que existe como tal. ¿Se podría considerar suicidio la hipotética, pero posible, desaparición de la especie humana por su propia acción, siendo esta "científicamente" consciente de dicha posibilidad?

    Ahí lo dejo, puntuales desbordados. Salud.

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    1. Loam, tu pregunta es de lo más sugerente. Creo que el recorrido de la especie humana hacia su autodestrucción no se puede considerar suicidio colectivo, por dos razones:
      1. Me parece que la mayoría de seres humanos no son realmente conscientes de que seguir por este camino nos vaya a destruir de verdad.
      2. No creo que todos los que son conscientes de ellos quieran morir.
      Pero, desde luego que resulta muy paradójico. Sabemos que vamos de cabeza a la extinción y aún así no lo resolvemos. ¿Qué c. nos pasa? Me parece que tiene mucho sentido pensar que, en realidad, sí queremos morir. ¡Gracias por tu comentario, Loam!

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  10. Muy interesantes sus textos, gracias.

    Es un tema muy delicado y cada persona es un mundo y sus circunstancias... en lo que estoy de acuerdo es que no hay que vivir o seguir viviendo por los demás.

    Muy interesante el comentario de R.
    Yo hoy no estoy muy lúcida para darle más vuetlas al asunto.

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    1. ¡Hola Nosu! Muchas gracias a ti por comentar. Me alegro mucho de que te hayan resultado sugerentes los textos de Montaigne. Es un autor que me encanta porque tiene reflexiones grandiosas. A mí tampoco me convence lo de vivir por los demás. No creo que sea suficiente como para que la vida tenga un sentido pleno. ¡Muchos besos!

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