TOPICAZO



¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? Bufffffff… ¡Cómo me cansan los tópicos! Pero, en este caso, me sobrepondré al cansancio y comentaré un aspecto sobre el mismo, que me desborda.

Tengo un amigo que vive para trabajar. No sé si es adicto al trabajo, porque siempre que hablamos del tema admite que preferiría no trabajar tanto, pero el caso es que nunca deja de hacerlo. Es más, elige voluntariamente tener más trabajo del que le exigen sus jefes. Él reconoce que vive para trabajar y también que no le gusta nada, pero, a la vez, también es consciente de que se sobrecarga de actividad pudiendo no hacerlo. La única razón coherente que da para que esta paradoja se resuelva es que no tiene otra cosa mejor que hacer; que si tuviera otras motivaciones en su vida, les daría prioridad por encima del trabajo. 

Yo intento convencerle de que esa razón es un poco peligrosa. De hecho me parece que refleja perfectamente el mecanismo paradójico de “la pescadilla que se muerde la cola”: me sobrecargo de trabajo porque no tengo otra cosa mejor que hacer, pero no puedo hacer nada, porque el trabajo ocupa todo mi tiempo. Ummmmm…. Aquí hay algo que no cuadra. 

Al hilo de esto, hay una reflexión sobre el trabajo que escribe el genial Henry Thoreau, que me parece muy reveladora. Está recogida en Pequeña antología y es la siguiente: 

Consideremos el modo en el que pasamos nuestras vidas.

Este mundo es un lugar de ajetreo. ¡Qué incesante bullicio! Casi todas las noches me despierta el resoplido de la locomotora. Interrumpe mis sueños. No hay domingos. Sería maravilloso ver a la humanidad descansando por una vez. No hay más que trabajo, trabajo, trabajo. 

(Me sobrecoge la actualidad que tiene este texto, y es que parece que las cosas no han cambiado mucho desde que Thoreau lo escribió hace casi doscientos años, ¿verdad?). 

No es fácil conseguir un simple cuaderno para escribir ideas; todos están rayados para los dólares y los céntimos. Un irlandés, al verme tomar notas en el campo, dio por sentado que estaba calculando mis ganancias. (…) Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar (…).

(De igual forma, también hoy en día parece que sólo tiene valor lo que produce algún tipo de beneficio crematístico y lo demás es despreciado y ninguneado con el argumento de que no sirve para nada; véase la poca atención que en la enseñanza se le presta a asignaturas como Arte o Filosofía).

Los caminos por los que se consigue dinero, casi sin excepción, nos empequeñecen. Haber hecho algo por lo que tan sólo se percibe dinero es haber sido un auténtico holgazán o peor aún. El propósito del obrero debiera ser, no el ganarse la vida o conseguir «un buen trabajo», sino realizar bien un determinado trabajo y hasta en un sentido pecuniario sería económico para una ciudad pagar a sus obreros tan bien que no sintieran que estaban trabajando por lo mínimo, para seguir viviendo sin más, sino que trabajaban por fines científicos o morales. No contrates a un hombre que te hace el trabajo por dinero, sino a aquél que lo hace porque le gusta, aunque muy despacio. 

(Me encanta este alegato a favor del trabajo como un fin en sí mismo en vez de como un medio para solo conseguir dinero. Y, ahora, lo mejor del texto, atención).

Es sorprendente que haya tan poco o casi nada escrito, que yo recuerde, sobre el tema de ganarse la vida; cómo hacer del ganarse la vida no sólo algo valioso y honorable sino también algo apetecible y glorioso, porque si ganarse la vida no es de ese modo, no sería vivir. 

Las formas con las que la mayoría se gana la vida, es decir, viven, son simples tapaderas y un evitar el auténtico quehacer de la vida, y sucede así porque, en primer lugar, no saben; pero en parte también porque no quieren hacer nada por aprender algo mejor.

Este último párrafo me parece especialmente esclarecedor, sobre todo en lo que tiene que ver con mi amigo. El trabajo también se puede convertir en una evasión, en una huida, para no vivir plenamente. Según Thoreau, esto puede suceder o bien porque la persona desconoce cómo hacerlo, es decir, porque no sabe cómo conseguir que su vida sea más plena, o porque realmente no quiere hacer el esfuerzo de mejorar.

La verdad es que uno se queda con las ganas de saber cuál es la razón por la que alguien se negaría a hacer el esfuerzo de mejorar, de tal forma que, en vez de intentarlo, tiende a la evasión. Thoreau dice: porque no quieren hacer nada por aprender algo mejor. Pero, ¿por qué no quieren hacer nada por aprender algo mejor? Nos quedamos con las ganas de que el autor nos lo explique con más detenimiento. Por mi parte, me encantaría conocer vuestras respuestas y, sobre todo, me gustaría que mi amigo encontrara su propia razón para poder salir de ese círculo vicioso en el que está metido.

Comentarios

  1. Yo disfruto y le dedico muchas horas a un ocio creativo (literatura, escritura mientras camino en una elíptica y fotografía). Le robo horas al tiempo para eso y descuido otras tareas que me son menos gratas y más relacionadas con el trabajo remunerado. Tengo la suerte de que vivo con alguien que me facilita la vida y puedo dedicar mis tardes (y soy una obsesa) a lo que me gusta. Para mí, ese, el creativo, es el mejor ocio, Ahora bien, no sé si todo el mundo debería dedicarse a lo mismo que yo, ni sé si lo disfrutaría tanto y tampoco creo que yo sea la que mejor sepa vivir por mucho que a mí me guste cómo me lo monto. Por eso, si no le puedo garantizar a nadie su mejor tiempo libre, ni sé exactamente cómo podría mejorar (porque mi vida quizá no le sirva de modelo aunque es la única que yo quiero para mí), ¿cómo le podría decir a alguien que desperdicia su existencia si no soy capaz de darle alternativas, de hacerle un seguimiento de ellas y de llevarle de la mano? Demasiada responsabilidad para mí. A estas alturas, pienso que cada uno debe montárselo cómo pueda, sepa o quiera. Y si no es feliz a mi modo, pues lo dejo al suyo. Qué remedio.
    Buena entrada, Desbordamientos, me has hecho pensar aunque esté fuera de mi horario para ello. Un abrazo.
    (He rectificado alguna cosa, por eso eliminé el comentario anterior, que, si quieres puedes borrar su rastro)

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    1. Muy interesante tu reflexión, Ángeles. Desde luego que es demasiada responsabilidad y, como muy bien señalas, lo que para algunos es valioso y necesario, para otros no tiene por qué serlo en absoluto. La cosa está en que, sabiendo que somos infelices, muchas veces no queremos o no podemos cambiar nada. ¿Por qué ocurre esto? He ahí el misterio. Un fuerte abrazo. (Rastro borrado).

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  2. Conozco personas como tu amigo: una amiga mía que se apunta a todas las guardias habidas y por haber en el hospital en que trabaja, y compañeros de mi trabajo que, una vez suenan las 15:00 h (hora en que yo salgo pitando y que procure alguien detenerme)y ellos sin prisa por irse a casa.
    Lo peor no es que se queden trabajando (que ya es esto malo, después de cumlido el horario), sino que no tienen ganas de ir a casa (igual les toca hacer la comida o fregar) ni de hacer otro tipo de actividades.

    A mí me gusta tener calidad de vida y estoy con lo que dice Ángeles en cuanto a su tiempo de ocio. Yo también lo empleo en parte en actividades creativas, y más aún en estar con la gente que me da calor (mi familia) o que me aporta risas (mis sobris mellizos).

    El trabajo aporta el money, pero no esta clase de cosas.

    Genial post, ¡un beso!

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    1. ¡Gracias Chelo! Dedicar nuestro tiempo libre a las cosas que nos gustan es realmente fundamental. Aunque hay gente a la que no le resulta fácil disfrutar(me incluyo en algunos momentos de mi vida). ¡Qué bien suena lo de tus sobris! Yo estoy deseando tenerlos, a ver si hay suerte. ¡Un abrazo!

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  3. Interesante tu reflexión, me has recordado a alguna persona que conozco que vive para trabajar, el motivo que esgrime es que su trabajo le apasiona, que no puede desperdiciar ni el tiempo ni su oportunidad de ser el mejor y a todas horas trabaja, no sabe lo que es el tiempo libre ni tampoco disfrutarlo.
    A mi me resulta difícil entenderlo pero él parece ser feliz con esta manera obsesiva de vivir, tiene pareja e hijos que están de acuerdo con su idea de la vida y me obliga a pensar que las personas no somos felices de la misma manera.
    Tal y como habéis comentado creo que cuando alguien está absolutamente volcado en su trabajo, por mucho que lo justifique, no disfruta del tiempo libre, de unas horas ocioso, de un paseo sin prisas, de una copa con los amigos, de una puesta de sol, de un buen libro..,algo está fallando en otros aspectos de su vida por mucho que no lo quieran reconocer. Allá cada cual con la vida que elige, solo hay una y cuando uno se da cuenta de las cosas realmente importantes, en muchos casos ya han pasado de largo.
    Muy buena la entrada.
    Saludos

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    1. ¡Hola Conxita! Sí, a mí también me chirría bastante que haya gente que no disfrute de tiempo libre y lo justifique con su pasión por el trabajo. Puede ser que el trabajo les llene plenamente, no digo que no, pero, como a ti, me cuesta un poco entenderlo. También depende del tipo de trabajo, claro. No es lo mismo ser artista que oficinista; ni todos tenemos los mismos gustos, desde luego. En fin, espero que la persona a la que te refieres sea verdaderamente feliz. Un fuerte abrazo.

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  4. No hace mucho vi una secuencia de la película "Martín Hache" donde se trata en parte el tema, te pongo el link: https://www.youtube.com/watch?v=7YTbFMtToaQ.

    Yo estoy con Thoreau y además cada vez veo más valioso el hecho de ganarse la vida, en un contexto donde la habilidad humana y la inteligencia va siendo sustituida por máquinas: están desarrollando mecanismos de traducción simultánea, que es ponerlo en el oído y bingo, ¿para qué aprender idiomas? Nos vamos a quedar como meros consumidores, maniquíes frustrados, insatisfechos con nosotros mismos. Incluso leí hace unos días que los jerifaltes de Davos se plantean lo de la renta universal para no dejar mano sobre mano a media humanidad.

    Yo intento ver mi trabajo así, me repatea a veces, pero trato de encararlo como algo útil y que merece la pena vivir con pasión. Me llevo muchos chascos, pero de momento resisto. Si solo viera la parte material del asunto... Y más allá del trabajo están mis aficiones, por supuesto, de las que me gustaría hacer un trabajo, pero creo que entonces perderían algo, ese placer de lo que se hace porque te da la gana.

    Que pases un buen finde, trabajes o no.

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  5. ¡Qué interesantes el tema y los textos...!

    Estoy muy de acuerdo con la dirección a la que apuntan estas reflexiones. No obstante, me gustaría añadir que el dinero puede ser, a su vez, un intermediario entre el trabajo y lo que deseamos conseguir con el dinero.

    No sé si es un intermediario necesario o innecesario, pero si obviamos su presencia, entendemos también que, a veces, el trabajo puede no tener valor en sí mismo, pero nos permite conseguir otras cosas valiosas. Aunque sean muy básicas, como la comida o una vivienda.

    Es verdad que esta asociación puede ser también peligrosa y habría que plantearse si es justa, pero tal y como están las cosas hoy día, creo que no hay que perderla de vista.

    En mi caso, el trabajo me realiza a ratos, y en otros ratos me realiza lo que consigo con el dinero que gano. Es verdad que me encantaría poder conseguirlo de otras maneras y no sufrir tantos momentos de alienación laboral como sufro, peeero...

    No creo que cambiar eso esté solo en las manos de cada uno. También es necesaria la lucha colectiva. Pero ese ya es otro tema...

    Te está quedando un blog estupendo ;)
    R.

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  6. Después de leer los comentarios, me gustaría añadir que no todo el mundo puede elegir trabajar menos: la explotación laboral es un problema social, no individual. Entiendo que habláis de quienes trabajan mucho "por gusto" o "elección", pero a mí me parece difícil distinguir entre unos y otros; creo que entre medias hay una gama difusa de grises. Además, pienso que el sistema está montado para que nos carguemos con una responsabilidad individual cuando el problema es social.

    Por ejemplo, si nuestras jornadas laborales fueran de 6 horas, sería desquiciante alargarlas a 12. Pero cuando son de 8 pero en realidad tienen la carga laboral de 10... ahí ya no veo tan claro quién es adicto al trabajo, quién no se sabe organizar, quién huye de su tiempo libre y quién está explotado.

    Y ya :P
    R.

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    1. ¡Qué buena reflexión! No lo había pensando así, la verdad, pero ahora que lo has dicho me ha parecido muy certero. Es innegable que es un problema social muy gordo el de la explotación. En el caso de mi amigo, más que un problema de explotación, es un problema de no saber qué hacer con su vida y recurrir al trabajo como escape, pero entiendo a lo que te refieres con que el sistema está montado para cargar al individuo la responsabilidad, cuando es un problema social. ¡Gracias por tu comentario!

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  7. A mí me gusta mucho trabajar. Me gusta aprender y llegar al máximo de la perfección (el que yo pueda alcanzar) en el trabajo que estoy realizando. Eso me motiva y me hace sentir realizada y viva. Pero ello no implica que priorice mi trabajo a todo lo demás que tiene o pueda tener mi vida. Priorizo lo que me conviene en cada momento. No se vive mal, así.

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    1. ¡Hola Dintel! Me parece un mecanismo estupendo el de priorizar lo que te conviene porque te hace sentir realizada y viva. Creo que es una garantía total de felicidad. Un fuerte abrazo.

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