LA BELLEZA


Desbordarse de belleza es una experiencia inigualable. Es la sal de la vida; una de las pocas cosas que da sentido a la existencia. Afortunadamente, todavía conservo la capacidad de tener este tipo de desbordamientos y de morirme de felicidad con ellos. Una de las fuentes que más desbordamientos de belleza me provocan es la música. Me encanta la música. Me parece un regalo divino; el éxtasis supremo. Y la que hace Sigur Ros… Sin palabras. Imposible describir tanta belleza junta. Aquí os dejo una de sus canciones (Festival, de su cuarto disco, Með Suð Í Eyrum Við Spilum Endalaust) para que lo podáis comprobar con vuestros propios oídos. Cualquier canción de este grupo hubiera servido para transmitiros lo que es sentir uno de estos desbordamientos, porque sin duda son todas sublimes. Pero me he decantado por esta, ya que, si algo tengo claro en esta vida, es que quiero que sea la canción que suene en el momento de mi muerte. La razón: para mí representa la trascendencia más pura y, en cierta forma, me transporta.


Advertencia: si en la primera escucha no os dice nada, dadle otra oportunidad.


Comentarios

  1. Aplaudo cada uno de tus desbordamientos: me indignan, me conmueven, me llenan de rabia. Sin embargo, este desbordamiento de belleza me ha dejado flotando en un océano de serenidad.

    Hay esperanza en el mundo, a pesar de todo :)

    R.

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! Hay esperanza, hay esperanza, aunque algunos días parezca que sólo existe la mierda.

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