LA DESCENDENCIA


Cuando llegas a una determinada edad y tienes pareja estable, la gente se vuelve loca. Sí, loca de remate. Es como si una especie de parásito se instalara en su cerebro cuya única misión es la de recordarte que ya es hora de que tengas descendencia. Y erre que erre que erre. “¿Cuándo os vais a animar?” “¿Ya estaréis pensando en tener hijos, no? ¡Que se os pasa el arroz!” “Que vuestros padres querrán ser abuelos”, son las frases top ten del momento. Yo me lo tomo con humor, aunque en el fondo me desborde. ¿Por qué se da por hecho que todos los seres humanos en este planeta queremos tener descendencia? ¿La gente no se para a pensar que no todo el mundo quiere tener hijos? ¿Que ni siquiera es deseable? No sólo porque ya haya demasiados seres humanos poblando la Tierra y arrasando con sus recursos, sino porque una persona no siempre está capacitada para cuidar de esas pequeñas criaturas llamadas niños. 

Yo me considero una de ellas. Bueno, creo que sí soy capaz de cuidar a un niño, incluso diría que a varios. De lo que no soy capaz es de querer hacerlo. Tiene para mí pocos atractivos, qué le vamos a hacer. Y no es que no me gusten los niños. Para nada, los niños me gustan bastante. Me parecen personas interesantísimas y, en general, muy divertidas. De hecho, me lo paso genial con ellas, pero (y aquí es donde viene la gran matización) SÓLO DURANTE UN RATO. 

Cuando veo a mis amigos y amigas, los que son padres y madres, todo el santo día, que si en el médico porque el niño se ha puesto malo, que si levantándose cada tres horas porque necesita comer, que si limpiando caca, pis, mocos, que si intentando que se coma el puré, que si desvelándose cada dos porque tiene pesadillas… ¿EN SERIO? ¿De verdad a alguien le puede resultar sugerente la idea de tener hijos ante este panorama? La gran refutación a este argumento que toda la gente me espeta es: “No, no, esto es sólo una parte. Hay otra que compensa con creces”. Pero, cuando les pregunto cuál es, en qué consiste, la respuesta es tan difusa que no consigue convencerme: “Un niño te aporta tanto…” Sí, pero ¿qué exactamente? “El amor que da y que tú le das no tiene precio” Bueno, pero, ¿cuándo exactamente? ¿Entre cambiarle el pañal y que llore cuando no le dejas comer chuches? Porque, tal y como me hablas de tu hijo, parece que el cansancio, la rutina, el tedio, lo ocupan todo. Si compensara tanto el amor, ¿no me estarías hablando continuamente de eso? O, por lo menos, ¿no lo nombrarías más? Ummm… Sospechoso. 

El caso es que yo nunca he querido tener hijos. Me arriesgo a quedarme sin todo eso que aportan. Y si algún día me arrepiento y ya es demasiado tarde, pues ajo y agua. Por lo menos me satisfará el hecho de que fue una elección consciente. El problemón que me asola es que P., sí quiere tenerlos. Es para P. una necesidad imperiosa e irrenunciable. IRRENUNCIABLE. Os podéis imaginar la encrucijada en la que me encuentro… Una auténtica putada.

P.D. Por si no lo parece dada mi vehemencia, quiero hacer constar que siento una infinita admiración y respeto por todas las personas que tienen hijos o que deciden tenerlos. 

Comentarios

  1. Mira que soy de la misma opinión que tú. Nunca he querido ser madre. Eso del instinto maternal es una filfa tan grande como lo del príncipe/princesa azul, o más incluso. Quizá es porque desde cría veía insoportable el que te quisieran cargar el mochuelo de la maternidad -yo es que de cría pensaba demasiado- y le tenía un miedo atroz al dolor del parto. Hasta alguna descerebrada, otrora amiga de la infancia, con menos talento que un adoquín, me mira por encima del hombro porque ni estoy casada (...aún) ni he tenido críos. Pues muy bien maja, si te sientes tan relizada, cojonudo para ti. A mí déjame tan solita como estoy. Perdóname, desbarro. Seguro que vuelvo al blog enseguida. Un abrazo.

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    1. ¡Hola Juli! Buffff, no puedo con la gente que intenta imponer su modelo de vida o que te mira mal por no coincidir con el suyo. Que a uno le resulte valioso un modelo no quiere decir que lo sea para el resto; esto me parece de cajón. Pero bueno, puede que esa necesidad de imposición responda a cierta inseguridad ante el modelo elegido. ¡Vuelve pronto, Juli!

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  2. Hola, ¡TEMAZO! nuevamente no puedo evitar comentar. Hijos o no hijos, esa es la cuestión. Parto del punto que no soy madre y que no he tenido ese llamado de la maternidad. También puedo confirmar que se puede vivir y ser feliz sin ser madre. Llevo muchos años de vida y no siento un vacío emocional por no tener un hijo. Dicho esto, mi admiración a las madres y padres del mundo mundial, estoy segura que debe ser maravilloso y solo quienes lo son pueden experimentarlo.

    Des, prepárate, el amor puede con todo, bueno, casi todo.

    Te sigo leyendo. ;-)

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    1. ¡Hola Blau! ¡Qué alegría leerte! Efectivamente, creo que se puede ser muy feliz sin hijos y también, por supuesto, con hijos. Yo tampoco he sentido esa llamada y me resulta curioso que para alguien pueda ser algo irrenunciable. Aunque, lo comprendo perfectamente porque lo he vivido a través de P. En su caso, es algo que tiene que pasar, y si no ocurre sentirá esa carencia siempre. En fin, próximamente contaré lo que sucedió con esta encrucijada. ¡Un besazo!

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  3. Ooohhh, cuenta cuenta... no nos/me puedes dejar en suspenso 😢

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  4. La verdad es que es una putada que uno quiera hijos y el otro no. Yo tengo dos, y son grandes. Antes de tenerlos no me gustaban los niños de los demás (ahora me gustan en fotos, de lejos, o cogerlos un minuto, nada más) ni poseía ningún instinto maternal, pero no me arrepiento. A veces, te falla la pareja y ellos continúan ahí; a veces, también te fallan ellos y la pareja continúa. En el fondo creo que lo más importante es que sea una la que continúe, con o sin, consciente de sí misma. Los hijos son adornos de la vida, y, como adornos, tan válidos como otros. Poseo amigas que no tienen hijos y son tan felices como yo. O yo tan feliz como ellas.
    Un beso.

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    1. ¡Hola Ángeles! Me ha encantado tu frase: "En el fondo creo que lo más importante es que sea una la que continúe, con o sin, consciente de sí misma". Creo que das en el clavo completamente. Supongo que también se trata de asumir con responsabilidad las decisiones que se toman y hacerse cargo de las consecuencias. ¡Un besazo, Ángeles!

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  5. Sí que es un tema que a día de hoy está generando mucho debate. Todavía soy un poco joven como para que me hagan la pregunta de "¿Y tú cuándo vas a tener hijos?", pero espero que, para dentro de unos años, ya no sea tan frecuente la preguntita de marras.
    El traer retoños al mundo tiene que venir de un deseo profundo y verdadero por dar vida a otro ser para el que tienes que estar dispuesto a sacrificarte, en todos los sentidos. Y eso puede que les llegue a unos más tarde, más temprano, o que sencillamente no llegue. Pienso que es una decisión como otra cualquiera, y que sea cual sea tu elección nadie debería juzgarte.
    Es cierto que, cuando tu pareja tiene una opinión distinta al respecto, pueden surgir dificultades, por lo que creo que es un tema en el que es necesaria mucha comunicación y empatía mutua.
    Ya nos irás contando qué decidís al final.
    Un fuerte abrazo.

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    1. ¡Hola Sofía! Sí, a mí también me parecen fundamentales la comunicación y la empatía con la pareja cuando se produce un desacuerdo de este tipo. Es lo único que puede hacer compatible lo que en apariencia no lo es. Dentro de unos días os cuento qué ocurrió y cómo se fue desenvolviendo todo. ¡Muchos besos!

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  6. Te entiendo perfectamente. Me encantan los niños, de hecho adoro a mis sobrinos, pero lo bueno de ser tía es que disfruto la parte buena (bien, alguna vez me ha tocado hacer algún canguro de fin de semana que tela...) y cuando me canso me voy a mi casa.

    Pero cada año que pasa, siento más la presión de la gente que no para de preguntarnos a mi novia y a mí cuando tendremos niños "que seríamos unas madres fantásticas". Pero cada año que pasa, yo también tengo más claro que no quiero ser madre, y por suerte mi pareja tampoco.
    Pero si ella quisiera, como te pasa a ti con P., supongo que lo hablaríamos e intentaríamos encontrar una solución.
    Ya nos contarás como acaba la historia ;)

    ¡Abrazos veraniegos!

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    1. ¡Hola Hiro! Pues sí, siento que me has entendido a la perfección; de hecho, tener sobrinos sería mi ideal. Que sí, que sí, que seguro que seríais unas madres fantásticas, pero es que ya sois unas tías fantásticas, una pareja fantástica y segura que mil cosas más. ¡¿Por qué no es suficiente?! Qué cansina es la gente, Hiro... En fin, me alegro muchísimo de que tu novia y tu coincidáis en este tema. Creo que mañana cuento qué hicimos P. y yo al final. ¡Me llegan tus abrazos; más para ti!

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  7. Esta entrada podría haberla escrito yo. De hecho, he escrito unas cuantas sobre no querer tener hijo,s sólo hace falta que pongas la palabra en el buscador de mi blog jeje.
    Me metí también en muchos grupos de facebook de gente que no quiere tener hijos.

    Al final conseguí empoderarme y lo que me diga la gente me resbala. Al final, ya han dejado de preguntar después de decirlo ochocientas mil veces que no, que no quiero. Que no me compensa dejar de vivir mi vida para estar pendiente de una personita 24h.

    Lo de P. es más putada. Si es irrenunciable para P. tenerlos, y irrenunciable para ti no tenerlos.... es una decisión demasiado importante para dejarse llevar. Podrías arrepentirte toda la vida. Tanto si al final los tenéis como si no, porque renunciaria una persona o la otra a algo muy esencial. Piénsalo muy muy bien y mucha suerte.

    Yo parto de la base que un hijo es para toda la vida y una pareja... quizá no.

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    1. ¡Hola Nosu! He buscado "Hijos" en tu blog y, sí, efectivamente esta entrada podrías haberla escrito tú de cabo a rabo, jajaja. Me ha encantado lo que has escrito sobre los motivos para no tener hijos, especialmente "El mundo es una puta mierda" y "No quiero contribuir a la supervivencia de nuestra especie", jajaja, son dos grandes razones para no tener hijos con las que me identifico.

      Me gusta la base de la que partes; tiene mucho sentido lo de que un hijo es para toda la vida y una pareja puede que no. Yo, finalmente, espero que tanto la pareja como el hijo sean para toda la vida.

      ¡Un fuerte abrazo!

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    2. mucha suerte en la nueva aventura pues! :)

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