la realidad es absurda.. es algo que tarde en comprender mucho tiempo, pero al final me he dado cuenta. Si analizas con calma todo lo que te rodea te darás cuenta que es aleatorio y terrorífico.. es decir, absurdo.
¡Hola, Beauséant! Yo también tengo esa certeza. No quiere decir que sea algo malo; simplemente es así y ya está. Pero cuesta bastante asimilarlo, sobre todo cuando la realidad social está construida con la idea de que todo pasa por algo. ¡Qué gran mentira!
La realidad social esta hecha para que nos levantemos por la mañana y seamos productivos. Si pensamos que nada tiene sentido, tampoco lo tendría el levantarse de la cama ;)
Interesante reflexión... No sé cómo contestar a la última pregunta, jajaja. Intento pensar en los motivos por los que me levanto cada mañana para ver si son o no una mentira y, de momento, no llego a ninguna conclusión certera. ¡Gracias por hacerme pensar, Beauséant!
Amo la filosofía. Desde que tuve mi primer contacto con ella cuando tenía 16 años me enamoré profundamente de esta disciplina. Supongo que descubrí que estaba hecha para filosofar. Bueno, en realidad, creo que todos los seres humanos estamos hechos para esta tarea, pero este no es el berenjenal en el que me quiero meter hoy. Demasiado polémico. Hoy solo quiero contaros mi experiencia con esta genial disciplina, que ha marcado gran parte de mi vida. Permitidme que recuerde cuál es el significado etimológico del término filosofía. La palabra de origen griego está compuesta por filo , que quiere decir amor, y sophia , que significa sabiduría, de tal forma que filosofía se traduce como "amor por la sabiduría". Así pues, el filósofo y la filósofa son los amantes del saber. Pues sí, es cierto, no me escondo, me confieso una acérrima amante del saber. La búsqueda de la sabiduría me vuelve loca, me moviliza por completo y me hace ser yo misma de una de las formas más plenas que he
El comentario que entagled publicó el otro día en la entrada que lleva por título "El suicidio" , me motivó a escribir sobre si el suicidio es o no lícito en el ámbito moral. Es decir, ¿es moralmente reprobable o, por el contrario, no tiene por qué ser considerado como malo? Esta pregunta se la han planteado a lo largo de los años muchos filósofos y pensadores y hay razonamientos de todo tipo. Entre los filósofos con los que más me identifico y que para mi gusto han conseguido argumentar mejor esta cuestión, destacaría sin duda a Montaigne, ya que demuestra una lucidez impresionante en relación a este tema. Para entender bien su postura hay que conocer, aunque sea someramente, su concepción sobre cómo afrontar la muerte. Incluyo a continuación un texto estupendo donde esta se puede ver con claridad: “ La premeditación de la muerte es premeditación de la libertad. El que aprende a morir, aprende a no servir. El saber morir nos libera de toda atadura y coacción.
Y lejos de todo tu voz, lejos de todo... Y las demás voces ausentes, por completo idas. Y más allá de ecos remotos aparece tu sol en forma de tarde, soleada tarde, luz perpetua, vida, quédate lejos de mí y aparta para siempre dolores, sinsentidos, mil muertes, besos marchitos, manos partidas...
la realidad es absurda.. es algo que tarde en comprender mucho tiempo, pero al final me he dado cuenta. Si analizas con calma todo lo que te rodea te darás cuenta que es aleatorio y terrorífico.. es decir, absurdo.
ResponderEliminar¡Hola, Beauséant! Yo también tengo esa certeza. No quiere decir que sea algo malo; simplemente es así y ya está. Pero cuesta bastante asimilarlo, sobre todo cuando la realidad social está construida con la idea de que todo pasa por algo. ¡Qué gran mentira!
EliminarLa realidad social esta hecha para que nos levantemos por la mañana y seamos productivos. Si pensamos que nada tiene sentido, tampoco lo tendría el levantarse de la cama ;)
ResponderEliminarEs bueno mentirse de vez en cuando, ¿no?
Interesante reflexión... No sé cómo contestar a la última pregunta, jajaja. Intento pensar en los motivos por los que me levanto cada mañana para ver si son o no una mentira y, de momento, no llego a ninguna conclusión certera. ¡Gracias por hacerme pensar, Beauséant!
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