LA DE DIOS ES CRISTO



El otro día establecí un diálogo muy interesante con la autora del blog "Se hace camino al pensar" sobre, entre otras cosas, la posibilidad de que la verdad sea una búsqueda constante en el contexto de una religión que establece dogmas inamovibles. Yo no estaba de acuerdo porque me resulta imposible iniciar una búsqueda donde las respuestas ya están dadas de antemano y, además, no te puedes salir de ellas para reformularlas. Sin embargo, ella sí creía que esto era compatible y lo argumentaba de forma coherente (os invito a leerlo). Sobre todo hablamos acerca del dogma que hace referencia a la divinidad de Cristo, es decir, aquel que afirma que Jesús no sólo era hijo de Dios, sino que era el mismo Dios. 

A mí me cuesta mucho asumir que algo pueda ser considerado una verdad absoluta por dos motivos fundamentales. Por una parte, creo que este tipo de verdades están en contra del pensamiento autónomo, porque no dan pie al cuestionamiento ni a la reflexión. Jesús es Dios y punto, lo tomas o lo dejas, y si lo cuestionas para llegar a otra conclusión distinta, ya no puedes ser considerado cristiano. ¡Viva la mayoría de edad del pensamiento! Me parece un asesinato en todo regla de la capacidad crítica. (Esta es mi opinión, por supuesto; si leéis los comentarios de la entrada del blog que os he enlazado antes, veréis que la autora no está de acuerdo y lo justifica bien). 

Por otra parte, hay que tener en cuenta que un dogma no siempre fue considerado como tal, sino que se estableció en un momento concreto de la historia en base a unos intereses también muy concretos y mundanos. En el caso del dogma de Jesús es Dios fue instaurado en el concilio de Nicea en el año 325, después de 30 días de acalorado debate donde, por lo visto, se ponían en juego intereses políticos e ideológicos. Entonces, yo me pregunto, ¿cómo algo que generó tanta polémica y que les costó tanto decidir, puede ser considerado como un dogma y pilar del cristianismo? Encima que esto ocurrió cuatro siglos después de la muerte de Cristo, que se dice pronto. Es decir, que durante más de 300 años se pudo ser cristiano sin creer que Jesús era Dios. Pero después de ese momento, no. Ehhh..., muy riguroso no me parece y obviamente hace que desconfíe un poco de la validez de los dogmas como verdades inamovibles. 

Encima, luego leo noticias como esta y ya me parece innegable que se puede perfectamente interpretar algo en función de los intereses particulares de cada momento. Ahora resulta que la forma de pontificar del Papa es herética, porque a unos cardenales ultracatólicos no les viene bien que Francisco I considere legítimas cosas como que los divorciados puedan comulgar. Pero, ¿no se supone que el Papa es la representación de Cristo en la Tierra y que su palabra es infalible? Pues parece ser que no, que si no concuerda con los intereses de determinados sectores, el Papa puede ser incluso un hereje. 

Quizá cuando entre ellos se pongan de acuerdo puedan convencer a alguien. En mi caso sólo consiguen que me reafirme más en la idea de que las verdades inamovibles no son más que convenciones estratégicamente diseñadas para salvaguardar los intereses de unos cuantos. Así que, lo siento por Leticia y Felipe; yo me lo pensaría dos veces antes de pedir el divorcio. Aunque, qué ingenuidad la mía, en su caso la nulidad está garantizada. ¿Los motivos? Ya se los inventará quien proceda, total, qué importa. 

Comentarios

  1. Bella y profunda reflexión, D.P.
    Yo también pienso que hay cosas que no dan pie al cuestionamiento ni a la reflexión, y que el Papa es la representación de Cristo en la tierra. Si estoy equivocada no lo sé, pero basta que me guste creer esto, sin que me impongan criterios ni se ponga en duda el mío.

    Un beso

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    1. ¡Hola Chelo! Me parece fenomenal tu postura y te mando un besazo enorme.

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  2. Especialmente en temas de religión no se debe de hablar ni en familia, la fe mueve montañas, eso dicen los que creen.

    Saludos.

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    1. ¡Hola Emilio Manuel! Hombre... Yo creo que sí se debe hablar de forma respetuosa. Si no, qué aburrimiento. Pero entiendo que el tema es polémico y no siempre apetece. ¡Un fuerte abrazo!

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  3. Veo que nuestro debate nos ha dado qué pensar mutuamente!
    Sobre el Concilio de Nicea, entiendo que lo que se discutía no era tanto la divinidad de Cristo sino cómo entenderla, en qué nivel ontológico. Como te dije, aunque se mezclen también otros intereses (por desgracia, cuánto ha costado siempre separar lo religioso de lo político y de otras cuestiones...), la inquietud de la Iglesia es siempre ser fiel a la experiencia primera que tuvieron quienes conocieron a Jesús y escribieron el NT. Si antes de Nicea no había habido ningún pronunciamiento en ese sentido, era porque era algo asumido más pacíficamente en la fe, y solo cuando por el influjo de la filosofía neoplatónica empezó a interpretarse la figura de Cristo de otra manera la Iglesia decidió ver el tema en Concilio para buscar el modo de defender mejor la postura inicial.
    Entiendo que te pueda parecer que es cortar el pensamiento autónomo, pero yo creo que no es así, por las razones que te dije el otro día. No veo contradicción entre pertenecer a un grupo que tiene su lógica interna y sus cosas que defiende y la autonomía de pensar por una misma, porque entre otras cosas es autonomía el propio decidirte por formar parte de ese grupo.
    Lo que señalas de los divorciados vueltos a casar, me parece mucho más fácilmente discutible, porque no es un dogma. Y creo que tienes toda la razón en que si los propios cristianos estamos divididos, no solo por pensar distinto, sino sobre todo por enfrentarnos de mala manera por ese motivo, es normal que nos reste fuerza de persuasión. Créeme, muchos vivimos eso con dolor, pero esperamos que poco a poco podamos aprender a reconciliar esas heridas que muchas veces, por ser también humanos y limitados, generamos dentro de la propia Iglesia. Es un tema con el que últimamente estoy muy sensible, y al leerlo en tu entrada no he podido evitar pensar que es verdad. Con todo, creo que sigue habiendo gente creyente que da testimonio de autonomía, libertad y al mismo tiempo obediencia a su fe, y que ese testimonio es lo mejor que se puede ofrecer para plantear la pertinencia de lo que el cristianismo ofrece.
    Por cierto, también estoy de acuerdo en que aunque haya temas que cuesta hablar porque tocan fibras hondas, siempre es bueno hablarlas, porque el diálogo nos ayuda a entender las posturas de otros y la nuestra propia; como dices, cuando es con respeto.
    Gracias por seguir compartiendo! Un fuerte abrazo
    Mt

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    1. ¡Hola Marta! Por lo que he leído en tu blog y el diálogo que hemos mantenido algunas veces, debo decirte que tú sí me pareces un ejemplo de autonomía, libertad y, a la vez, obediencia de fe. Da gusto hablar con personas como tú, de verdad, aunque, no compartamos algunas posturas. ¡Un abrazo!

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  4. Llego tarde. Perdón. ¡Ay, los dogmas establecidos en los concilios! No sé si fue el mismo o fue en otro en el que se estableció la santidad de la virgen, y su virginidad a prueba de partos, también. En el de Elvira, Granada, a principios del IV, fue cuando se impuso el celibato a los sacerdotes, cosa que antes no se contemplaba. Para arreglar las cosas del de Nicea, en el de Calcedonia, nada que ver con las fundas pezuñeras, se les ocurrió que Cristo podía ser divino y humano a la vez. Simplificando, que es gerundio. Jaaajajaja.

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    1. ¡Hola Juli! De tarde nada, no te preocupes en absoluto. Anda que el otro día me entero de que el dogma de la inmaculada concepción se estableció en el siglo XIX ni más ni menos. ¿Y hasta entonces la Virgen no era virgen? Telita…

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  5. Ojú con tantos concilios! Yo abracé la fe cristiana para poder conciliar el sueño.

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    1. ¡Jajajaj, qué bueno, Melita! Gracias por este toque de humor tan necesario. ¡Un abrazo!

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