HOMENAJE

Hoy quiero hablar de mi amigo Z. La amistad no es siempre perfecta (no sé por qué he puesto “siempre”, porque más bien nunca lo es). Y, tal y como decía Sartre, el otro puede convertirse en un infierno (con bastante facilidad, por cierto). Pero sí es verdad que hay personas que nos traspasan y que, casi de forma natural, se convierten en motores y alimento de nuestra existencia. Esto es lo que me ocurre con Z. Nos conocemos desde tiempos remotos; incluso me atrevería a decir que épocas. Pues bien, tengo la certeza de que en todas ellas coincidimos y de que en todas ellas fuimos colegas. Sí, Z es mi colega, pero no en el sentido más superficial del término, a saber, aquella persona con la que pasas un buen rato pero la relación que se establece no supera lo frívolo. No, todo lo contrario, se trata de colega en el sentido de compañero de vida. Z es esa persona en la que puedo confiar pase lo que pase; esa persona con la que podría hablar de cualquier cosa sin sentir en abs...